domingo, 17 de junio de 2007

Tania Molina

(el amor)

Lenta,
violenta incursión
al centro de un planeta de carne,
aguijón punzando el epicentro
del temblor primario;
húmedo contacto del placer
en la caverna que se abre
al calendario sin tiempo de la piel.

Alimento,
sutil lenguaje de tu lengua
cabalgando el laberinto
de mis pezones en flor
y sigue la lanza
acuchillándome sin tregua
en esta guerra de saliva silenciosa.

No hay otra palabra,
el mar se desviste de su calma
y esta cama es la tormenta
donde naufraga infinito
el universo.


Después de la guerra en El Salvador, surgió un alud de poetas jóvenes. Muchas de esas voces fueron recogidas por Ricardo Lindo en la antología Alba de un nuevo milenio, publicada por la Dirección de Publicaciones e Impresos en el años 2000. De entre ellos, Tania Molina, con una propuesta desenfadada y sensual, parecía destinada a ser una de las poetas más originales. No sucedió así. Un día de tantos, Tania emigró a Italia y construyó una vida propia lejos de El Salvador. En la mayoría de los casos, un “poeta joven”, más que un escritor es sólo un joven que busca afirmar su identidad y expresarse. Pero la ausencia de una vocación literaria no les impide escribir buena poesía. El poema “(el amor)” es un buen ejemplo, el mejor que Tania escribió y que es, además, una rareza: un poema de contenido sexual verdaderamente efectivo.

El título de este poema erótico, “(el amor)” —entre paréntesis y en minúsculas—, designa al eufemismo más común del coito. Y en efecto el poema trata, sin rodeos ni excusas, sobre el acto sexual, visto desde la perspectiva de una mujer: “Lenta, / violenta incursión / al centro de un planeta de carne”. El sistema metafórico de estos tres primeros versos da una clara indicación de por qué este poema ofrece una lectura trascendental, más allá de la incitación erótica: sus alusiones son cósmicas, dan un sentido de que estamos ante la colisión de dos mundos. Este sentido cósmico de la sexualidad aparece también en los “20 poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda: “Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos, / te pareces al mundo en tu actitud de entrega”. Pero Neruda se ve a sí mismo como un hombre que debe someter a la tierra (la mujer): “Mi cuerpo de labriego salvaje te socava / y hace saltar al hijo del fondo de la tierra”. Esa jerarquía, esa noción de conquista unilateral del dominio sexual, tan propio de muchos textos masculinos, no existe en el poema de Tania. Hay diferencia y contraste entre los sexos, pero también hay igualdad en esa “guerra de saliva silenciosa”: ambos, hombre y mujer, provocan juntos la tormenta “donde naufraga infinito / el universo”. Y ambos caen en ella, juntos.

Postscript: Tania regresó a El Salvador hace un par de meses (marzo de 2007). Ha fundado un proyecto circense en Chalatenango, y sí, continúa escribiendo poesía.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace años en el salvador había un programa en el canal seis que se llamaba “la canción de la semana”. El presentador comentaba la canción que ponía y nos ofrecía varios video clip durante dos horas, mas o menos. Al final del programa decía cuál era la “canción de la semana”.con el tiempo conocí a un promotor de música de la CBS, y entre cerveza y cerveza, comentó que la canción de la semana era elegida, mejor dicho, ofrecida por las compañías de disco y por las compañías promotoras de música en el país. Al mejor postor, la canción se convertía en eso, “la canción de la semana”.

Siempre que entro a este espacio, se viene a la cabeza eso. El poema de la semana. No sé si te lees todos los espacios que hay en Internet de poetas salvadoreños. No lo sé. Ni sé tampoco se te lees todo lo que hay escrito de los poetas salvadoreño, no lo sé. Y espero que la elección del poema, sea que algún poeta que quiera ver su poema en tu bitácora, llame por teléfono y diga algo parecido a las compañías de música y a las disqueras. No lo sé. Con esto no estoy dudando de su “calidad” o capacidad de análisis respecto a todos los poemas que pueda leer. Simplemente quería compartir esto, porque desde hace mucho me viene a la cabeza lo del canal seis. Un abrazo y a compartir poesía y a ofrecérnosla por este medio. Atentamente alguien que lee poesía.

Jorge Ávalos dijo...

Esto merece una respuesta exhaustiva.

En primer lugar, nunca vi el programa del canal 6 porque no regresé a El Salvador sino hasta finales del 2001 después de vivir 20 años en Nueva York.

Cuando estaba en la universidad, y esto habrá sido entre 1990-92, más o menos, trabajaba de noche en la tienda de música clásica más grande del mundo en ese entonces: Tower Records. Allí llegaba gente de todo el mundo a comprar, incluyendo grandes músicos, escritores, estrellas de cine, millonarios y, también, como es típico en Nueva York, gente muy pobre pero fanática de la música clásica. Las compañías de música, como CBS, ahora Sony, y muchas otras, nos regalaban discos con tal de que "posicionáramos" a sus estrellas en lugares visibles para los compradores. Es decir, la mayoría no destacaba a los músicos de acuerdo al valor intrínsico de sus discos, sino de acuerdo a las influencias económicas de las compañías de discos. Ahora bien, era una tienda, no un medio. El propósito era vender música lo más que se podía. Yo también recibí discos gratis, pero nunca le di privilegio a algo que no me gustara. Me tomaba la libertad de elegir sólo lo que me parecía maravilloso. Esta actitud, la llegaron a apreciar las compañías de discos porque nunca le mentía a los clientes, y por lo tanto siempre regresaban para pedirme mi opinión, y por lo tanto, como sólo recomendaba cosas que eran realmente buenas, la gente volvía por más. La honestidad me convirtió en el mejor vendedor.

La gran diferencia, la diferencia tan obvia entre la música y la poesía es que la primera es un negocio multimillonario y la segunda no es un negocio en lo absoluto. No hay un mercado de poesía en el que se pongan en juego los intereses financieros de individuos o empresas. Sé que hay sitios de poesía salvadoreña que no discriminan y publican cualquier cosa, o que sólo publican a los amigos, o que sólo están hechos para promocionar al creador del sitio. Yo no hago nada de eso porque no necesito hacerlo. Como crecí en Nueva York no tengo amigos en la farándula literaria salvadoreña, que todavía me parece bastante extraña. La mayoría de mis amigos son artistas visuales o trabajan en artes escénicas, suelen ser muy disciplinados y muy poco dados a la bohemia: ¡Es más fácil que me encuentres tomándome un café con una bailarina de ballet que con un poeta! Tampoco tengo tengo ningún contacto oficial con editoriales, ni sé quienes son ni donde están.

Cuando eligo el poema de la semana para El Faro, y que luego pasa a este blog, lo eligo porque persiste en mi memoria. ¿Por qué este poema de Tania Molina y no algún otro de su generación, por ejemplo? Porque este poema persistió en mi memoria y me gustaba recordarlo y las relecturas no le disminuyen su poder. Bueno o malo, tiene una fuerza visceral auténtica. Así eligo los poemas. No soy un fanático de las fábulas, pero el poema de León Sigüenza que comenté al inicio jamás lo olvidé, y me parece "fabuloso". No es sólo una cuestión de gusto. Porque hay poemas que no están dentro de los criterios de mi gusto y sin embargo se imponen por su propia fuerza. Así que puedo decir, con absoluta honestidad, que yo no eligo los poemas que se publican aquí. Los poemas me eligen a mí.

Anónimo dijo...

sigo siendo el anónimo.

oye que tus palabras son las malas, siendo lo que dices ser, o es que vivir en nueva york te hace confundir la "j" por "g".

sin comentarios a tu respuesta exhaustiva, no era para tanto, lo que si, y es mi impresión como la tuya, es que, no has entendido nada de lo que escribí, el ejemplo del canal seis, era solo eso, y también era una excusa para preguntarte a ti, si es así como funciona tu ¡¡¡poema de la semana!!!

sigo creyendo en que es necesario conocer a más poetas salvadoreños que lo hay y repartidos por el mundo, unos cuantos. si quieres y lo deseas te puedo pasar algunos.